Por debajo de mí trasciende la hazaña de la insensibilidad al simular que dentro de mí todo sucedió pareciendo un accidente. Mis pies rozaban el suelo, pero estaba tan arriba que no pude entender porque la trampa dejo de ser ideal cuando el límite se hizo mental.
Ahora que mis días son domingos confieso que soy discutible en el pasado pero irrefutable en el presente. Estoy cruzando varios mundos a la vez, tratando de dejar mis vidas atrás.
Desde un principio acepte que corra por mi cuenta, que sea sin anestesia y que en lo posible mi sombra no me dé la espalda cuando yo no sea capaz de explicar porque las apariencias son el reflejo de la memoria, el porqué, cómo y cuando fue que rompí mis propias reglas. Pero cuando la excusa es repetida y la condena demasiado larga para cumplir, mi cabeza desequilibrara la balanza como lo suele hacer. Y después de cometer el error, un millón de pensamientos pendientes me enredan y despliegan esas imágenes que un tiempo atrás en el olvido quise dejar.
GENIAL
ResponderEliminarMe gusta lo que dice tu perfil, me gusta esta entrada y me gusta tu blog. Así que te sigo, una vez comentaste una entrada mía, pero lo leí recién, perdona la tardanza(?).
ResponderEliminarCuando uno rompe sus propias reglas, ahí es cuando uno no sabe para qué lado correr.