No hubo acuerdo entre las coincidencias, mis cartas eran la revolución en un juego de apariencias, mis complejos el color que me conmovía en el centro de mis olvidadas carencias.
Mi cabeza estaba saliendo a flote luego de un pasado tolerable pero irreversible. Era injusto ser un 22:30 a las 8:30 de la madrugada pero la tentación solo se calma luego de caer, y así fue.
Mi cabeza estaba saliendo a flote luego de un pasado tolerable pero irreversible. Era injusto ser un 22:30 a las 8:30 de la madrugada pero la tentación solo se calma luego de caer, y así fue.
Verbos imperfectos en acciones inmaduras me exprimieron las noches que no duermen, mañanas que nunca van a ser un tal vez. Ahora un poco más crudo que ayer sigo mezclándome, empapándome con todas las gamas del gris.
Descentrado me quede mordiendo el aire, mi mente disfrutaba de su laberinto mientras como un iluso me esmeraba por esconder el mar en un desierto.
¿Qué es lo que debería recordar justo antes de soportar lo que llueve en el amanecer, lo que sucede justo después de ahogarme cada primavera?

