Desde y hasta ya no importan, nunca volveré a ser yo, y está
bien, porque no quiero serlo.
Algún día después, ya me imaginaba, y ahí estaba...esperando a que el diamante
me lleve de la mano, a su tierra, a mis sueños.
Exigiéndole un viaje gratis, de mi mundo al suyo, hoy, de ser posible. De
costumbre siempre con retraso, porque ahora ya es mañana, y el quizás nunca será tan acertado,
ni yo tan cierto. Porque ya me vi. Ya lo sé. En otra vida, moribundo te dejo
volver en llamas a mis aguas.
Hoy que la gota le apunta al charco, yo ya no huelo a
costumbre sin embargo el hocico siempre encuentra el plato.
Veo flotar la pluma que entra en mi ventana. Lo único que no
puedo hacer es volar. Sin embargo es en lo que más me destaco. El mundo te
empuja hasta que lo logra. Abrí la ventana y me tire. A tu voz la conocía, a
mis razones lo dudo. Pero como nunca
estoy consciente de mi, me suelta, me raja al mar como un ancla para que las
olas me escupan sobre la arena. Así de fácil resulta estar de vuelta en mis
ojos, descansando en la memoria, en un sueño dentro de otro.