La
ciudad del pecado se torno ingobernable, la noche es una pistola en cada
esquina, los finales se están escribiendo siempre sobre cualquier lienzo pero
nunca bajo un anonimato. Se escucha una sirena cantar su trampa, cuerpos vacios se están llenando de basura por moda.
La libertad es ahora una utopía.
En un otoño de verdad es inevitable secarse y caer... Nunca debe importar la forma y el porqué, ahora, sin asustar muchos ya te tiene miedo.
Su dulce es áspero cuando roza el paladar, su rock es de bajo presupuesto.
Un día te dormiste con los ojos abiertos y la diferencia te dejo en números rojos. Al día siguiente, inventaste paraísos para poder escapar.